Purik nace como caminan los antiguos: paso a paso, al ritmo del corazón y con los pies bien hundidos en la tierra.

Es una palabra quechua que significa “el que camina”.
Y eso es exactamente lo que hacemos: caminamos entre mundos. Entre lo ancestral y lo contemporáneo. Entre el arte de los pueblos originarios y la sensibilidad de quienes hoy buscan vestir con alma.

Esta no es una marca.
Es un puente.

Un puente entre culturas, entre manos que crean y personas que sienten.
Entre el Ecuador profundo, donde los telares aún cantan, y los ojos del mundo que se detienen a mirar lo auténtico.

Cada producto que ves aquí pañuelos, cintas, accesorios, ha sido pensado con devoción.
Las ilustraciones cuentan historias que no caben en una etiqueta.
Son símbolos, mitos, flores, animales sagrados, geometrías heredadas.

Y detrás de cada objeto, hay una mano.
Una mujer que aprendió de su madre.
Un artesano que guarda técnicas invisibles.
Una comunidad que resiste y se transforma.

En Purik creemos que la belleza es un acto de memoria.
Por eso no producimos en masa. No seguimos temporadas.
Hacemos piezas lentas, imperfectas, únicas.
Porque lo humano —como lo bello— no se repite.

Comprar en Purik es caminar con nosotros.
Es vestir historias, apoyar procesos justos, recuperar el valor de lo hecho a mano.
Es mirar hacia el sur con respeto y dejar que el arte de los pueblos nos toque el alma.

Gracias por estar aquí.

Gracias por caminar con nosotros.